Capitulo 8


then you came around me, the walls just disappeared

La detective Rass se me acercó y me agarró del hombro, como si Bill fuera una amenaza para mí. Como si estar junto a él en esa habitación fuera algo que estuviera mal.
Me imaginaba que al ver a Bill reaccionaría… de otra manera. Cuando recordé su cara sufrí mucho, muchísimo y pensé que Bill, para mí, no era bueno. Pero ahora que estoy aquí con él, ahora que le tengo delante,… Me parece que me equivocaba. Siento más seguridad ahora, cosa que no sentiría estando sola con Rass. Creo que me puedo llegar a fiar de él, al menos es la única persona que he notado que le importo, aunque solo sea un poco.

-Oye, - Rass me llamo la atención. – Bill me ha dicho que te llamas Blair. – Miré a Bill, esperando que lo confirmara, pero no lo hizo. Podía ser verdad, pero hasta que no me lo dijera él yo no me creería nada. - ¿No estás contenta? Sabemos cómo te llamas. – Miró a Bill. - ¿Cómo se llama de apellido?

-Buss. – Demasiada sequedad. No me creo nada. No parece que lo diga muy convencido… Igual Bill no sabía tanto de mí como yo pensaba.

-Bill, tendremos que hablar con tu hermano por lo de la camiseta. Necesitamos que nos cuente todo lo que sabe.

-Claro, hablaré con él. Ahora, si no es mucho pedir… ¿Podría dejarme con Blair… a solas?

-Por supuesto. – Salió de la habitación, cerrando la puerta suavemente. Seguro que se metería a escuchar la conversación desde el otro lado del cristal.
Bill y yo estuvimos un rato en silencio, me estaba incomodando, él no hacía más que mirarme de arriba abajo.

-Bueno, ¿de qué querías hablar? – Me miró a los ojos de nuevo y me sonrió. Seguido de esto se me acercó, me agarró de la mano y tiró de mí, saliendo fuera de esa habitación y quedándonos en el pasillo. - ¿Qué hacemos aquí fuera?

(escuchar Tourniquet de EVANESCENCE)

-Seguro que esa detective podría oír como hablábamos y no quería eso. – Yo también lo pienso… - Blair… Lo que te voy a decir no puede salir de aquí. – Calló al pasar un policía por delante de nosotros, estábamos en el pasillo y podía oírnos cualquiera, pero si estábamos allí demostraba que no teníamos nada que ocultar. Pero por lo que se ve, Bill sí que lo tenía. – Todo lo que te puedan llegar a contar sobre ti puede ser mentira. Perdiste la memoria porque querías salvar a esas personas.

-¿Las que… estaban muertas?

-Sí, fuiste a ver a ese hombre para que nadie saliera herido… Sabiendo que tú podrías morir, pero no te importó. No porque no tuvieras nada que perder, tan solo porque eras… Eres una buena persona. Así que si piensas que estás sola y que siempre lo has estado… Eso no será verdad. Siempre has tenido a tu lado gente que te quiere.

-Por… ¿Por qué me cuentas esto?

-Porque cualquiera en tu situación, que estuviera perdido y que nadie viniera a buscarlo, pensaría que siempre ha estado solo y que nada merece la pena. Yo te confirmo que, en tu caso, eso no es cierto. Y, por si lo dudabas, tú no mataste a esas personas.

-Si sabes tanto sobre mí cuéntame que me pasó, porque me he visto en vuelta en esto. – Levantándole la voz. Quería que me contara todo lo que sabía. Se acabarían mis inseguridades y mis dudas. Desaparecerían de una vez por todas. Sabría como fui de estúpida al involucrarme en todo esto, si me lo contaba todo… Quizás me sentiría a salvo, porque sabría a lo que me enfrento.

-No puedo.

-¿Cómo que no puedes? – Algo se removió en mi interior, estaba empezando a… perder los nervios. Me pasé la mano por la frente y luego me agarré del pelo, en señal de desesperación. - ¡¿Por qué no puedes?! – Estallé. Necesitaba saberlo todo, era mi vida. Tenía derecho a saberla, era MÍA. No nuestra, mía.

-Me lo pediste, pero no te acuerdas. No querías que nadie lo supiera, ni tan solo tú.

-¡Pero ahora quiero saberlo! ¡NECESITO SABERLO! ¡Necesito saberlo para quedarme tranquila! ¡Por favor… Cuéntamelo!

-Me dijiste que no, pasara lo que pasara…

-¡Pues ahora te digo que sí! – Le agarré de la camiseta, suplicante.

-Créeme, no quieres saberlo. Por un lado está bien esto de haber perdido la memoria, puedes empezar de cero. No tienes ni idea de lo que sufriste.

-¡¿Lado bueno?! ¡Aquí no hay lado bueno! ¡Llevo dándole vueltas al asunto todos los días y tú lo sabes y no me lo dices! ¡No tienes ni idea de lo que estoy pasando! – Le di un empujón, para que se apartara de mí. Parecía que todo el mundo se había puesto deacuerdo para que nunca supiera quién era. Bill ni se inmutó, tan solo dio un paso atrás. - ¡Si no vas a contarme nada vete, vete de aquí!

-No, escúchame.

-¡Eres tú el que no quiere contarme nada! ¡Si me contaras algo te escucharía, pero no lo haces! – Estaba desesperada, las manos me empezaron a sudar. – En realidad no sabes nada.

-Eso no es verdad, lo sé casi todo sobre ti.

-¡NO, eso es mentira! ¡Tú no sabes NADA! ¡Si no sabrías como me está afectando el que no me cuentes lo que me pasó! ¡¿Por qué no quieres contármelo, Bill?!

-Porque te quiero. – Esas palabras… Eran las mimas que retumbaron en mi mente… El que me dijo eso hace tiempo fue él, fue Bill. – Te quiero y no quiero verte sufrir como la otra vez. – Me agarró fuertemente de los hombros, intentando que sus palabras se me quedaran grabadas en la cabeza. Yo le miraba sin entender… ¿Te quiero? No sé qué es eso y por mucho que me lo repita no lo lograré entender.

-No, cállate. – Me miró, algo confuso. – No vuelvas a decir que me quieres porque… No sé qué es eso y de momento, lo único que tengo claro, es que no quiero saberlo. – Dejó de apretarme los hombros y se relajó, al igual que yo. – Si no vas a contarme nada… preferiría que te fueras.

-Vale, me voy. Pero no te creas nada de lo que te digan aquí. Puede ser mentira o puede ser verdad, el único que lo sabe soy yo… y mi hermano también.

-Pues si vosotros no vais a contarme nada… Algo tendré que creer para poder seguir respirando.

-¿Te gusta el nombre de Blair? – Cambiando radicalmente de tema.

-Me es indiferente. – Asintió con la cabeza. Se me acercó, como si fuera la última vez que fuera a hacerlo y me dio un beso en la frente. Al momento yo me aparté bruscamente, pero él no perdió la sonrisa, esa sonrisa tan cálida que tenía. Hizo unos cuantos pasos, me hizo un gesto con la mano y se fue.

Vi como desaparecía entre esas personas, entre esos policías que caminaban por el pasillo. Me senté en unos asientos que tenía justo detrás de mí. A esperar a que Rass apareciera para que me llevara de vuelta al hospital. De vuelta a esa cárcel que llamaban hospital. Allí cada día me sometían a repetidas pruebas, radiaciones, análisis,… Y todo por la policía porque yo estoy sana. El psicólogo me dijo que, si no estuviera implicada en un caso de asesinato, tan solo me haría falta rehabilitación, por lo de la memoria, y nada más. Pero no, sigo encerrada allí por este estúpido caso. No conozco de nada a esas personas que murieron y tengo que estar aquí, ayudando a verificar su muerte. Yo no puedo hacer nada, no sé nada, no recuerdo nada. No sé para que me necesitan tanto, Igual lo han cogido como hobbie esto de torturarme y verme de mal humor. Rass no ve otra cosa y lo que más enferma me pone es oírle decir que yo le preocupo y que solo vela por mi bien. Pero ella misma me dijo que si no me atendía y me mantenía vigilada y a salvo la despedirían.

(escuchar My heart de PARAMORE)

Aunque me haya mentido, bueno, se haya callado cosas… La única persona en la que puedo confiar es en Bill, pero… Le he echado, tanto de mi vida actual como de la que tenía antes. Bill es la única persona a la que le importo e igual a su hermano también. No puedo… No puedo permitir que me deje sola aquí y no le vuelva a ver. He sido estúpida y por lo que veo siempre lo he sido.


Como si de un acto reflejo se tratara, me levanté y salí corriendo en la misma dirección que había visto irse a Bill, a lo largo del pasillo. Comparé ese momento con el que salí corriendo la otra vez, cuando estaba por la ciudad con Rass. Entonces se me hizo tan fácil correr… y a tal velocidad. Ahora notaba mis piernas débiles, haciendo el máximo esfuerzo por moverse tan rápido, la otra vez sentía como si estuviera volando, como si nadie pudiera pararme. Ahora sentía, también, el esfuerzo que hice esa otra vez aunque no me diera cuenta. Por eso acabé desmayándome. Utilicé más de la fuerza que tenía y mi cuerpo acabó reaccionando.

Aparecía más gente de todas partes, todos se me quedaban mirándome al verme correr como una loca y con cara de enferma, hacer tanto esfuerzo me estaba afectando.
Fui bajando las escaleras para llegar a la puerta principal, me tropezaba cada dos por tres, pero me sujetaba a la barandilla y no llegaba a caerme. Llegué a la planta baja a tropezones y casi sin poder respirar, pero no me paré. Me fui hacia la puerta, a lo lejos, fuera en la calle, vi a Bill caminando despacio. Me di prisa, pero cuando estaba a pocos metros de él me caí al suelo. Me sentía como si ya no tuviera extremidades.

-¡Bill…! – Saqué fuerzas de alguna parte para gritar su nombre. Estaba de rodillas en el suelo, apoyándome sobre mis brazos y bufando del cansancio. Sentía como si me fuese a salir el corazón por la boca. Ojala Bill me hubiese oído, porque no podía volver a gritar. Oí unos pasos que se acercaron rápidamente hacia mí.

-¡Eh! ¡Sere…! – Calló antes de acabar. Era Bill. - ¿Estás bien? Venga, levántate. – Me agarró e hizo fuerzas para levantarme, pero le agarré de la camiseta tirándole hacia abajo, quería que me escuchara.

-No… No te va…yas. No te vayas… - Dije mientras intentaba regular mi respiración. Me miró con algo de sorpresa. – No me importa si no me cuentas nada… Pero… quédate conmigo, no… me puedo fiar de nadie más. – Apoyé la cabeza en su pecho, que ahora lo tenía a mi altura al estar también de rodillas en el suelo.

-No pensaba dejarte sola… - Me abrazó y, con el agarré de ese mismo abrazo, me levantó de golpe. - ¿Puedes andar?

-Sí, pero las piernas me duelen un poco…

-¿Quieres que nos sentemos un rato?

-No, me irá bien caminar a un ritmo normal. – Me sonrió. - ¿Por qué eres tan bueno? Hace un rato te he gritado…

-Ya sé que no te gusta oírlo, pero me lo has preguntado, así que te contesto; porque te quiero… – Hice una mueca con la cara. No, no me gustaba. Amor… No sé qué es eso, no tengo ni la más remota idea de lo que significa ‘Querer’. Porque un juguete que ha sido usado sin piedad, es difícil que recuerde lo que es el poder amar.
Continuará.