
tossed it into the wind and let my live begin
Agudicé el oído, al llevar un rato despierta me extrañaba no oír nada. No hay ruido, parece que estoy sola. El cuerpo me pesa y estoy cansada, sea lo que sea que haya hecho me ha agotado. ¿Mi cuerpo responde? Sí.
Estoy tumbada en el suelo… ¿Qué clase de suelo?
…
Tierra, ramas, hojas,… No sé donde estoy y debería levantarme para intentar averiguarlo, pero la verdad es que me da igual. El frío se me clava en las piernas y los brazos, ¿en qué clase de lugar estoy?
Tensé cada músculo de mi cuerpo para intentar como mínimo sentarme. Me costó varios intentos, no tenía fuerzas y resbalaba por las hojas que había en el suelo, y, cada vez que me caía, y me golpeaba, notaba todo mi cuerpo retumbar y retorcerse de dolor. Me sentía como si me hubiera tirado del tejado de un edificio. Pero al final lo conseguí, conseguí levantarme poco a poco. Me quedé colocada encima de mis piernas que también me dolían a rayos, pero no quería moverme más. Me toqué el brazo que había tenido debajo de mi cuerpo mientras había estado tumbada; lleno de piedrecitas y pequeños arañazos de esas. No le di importancia.
No podía ver nada, no sabía si tenía los ojos abiertos o cansados y cerrados. Tan solo había oscuridad a mí alrededor, estaba completamente sola.
Hubo una ráfaga de viento.
Al menos sé que estoy al aire libre, pero no sé donde ni porqué y si no hay luz es que es de noche…
Me friego los brazos para que entren en calor, a la vez noto que llevo una camiseta. Bajo la mirada para intentar identificarla. Me la toco por todos lados intentando averiguar algo sin usar el sentido de la vista, es de tres o cuatro tallas más grande que yo. Me llega por encima de las rodillas y me es muy ancha. ¿Por qué llevo esta camiseta?, ¿no debería tener una de mi talla? y ¿de dónde la he sacado?
No sabía dónde estaba y parecía no haber vida a mi alrededor y, si la había, debía de estar esperando el momento perfecto para atacarme, matarme o incluso comerme. ¿Qué tipo de criaturas había en ese lugar? No lo sabía. La verdad… Es que no sabía nada, no recordaba nada y me seguía dando igual. No tenía miedo, no estaba nerviosa, ¿para qué? Si no sabía nada y no sentía nada, no debería importarme lo que me pudiera pasar.
Me sentía como una muñeca, como una muñeca cuando la abandonan. Sin saber dónde, ni quien, ni por qué me habían dejado allí tirada. ¿Tal vez hice algo malo? No lo sé.
En ese momento mi cabeza era sucumbida a un montón de preguntas, preguntas a las cuales no tenía respuesta, al menos no dentro de mi cabeza y a nadie a quien preguntar. Estábamos yo y mis preguntas, nadie más. No podía pensar, me dolía la cabeza y cada vez que intentaba recordar algo simplemente no recordaba nada. No tenía recuerdos de ayer, ni de la semana pasada,... Tan solo desde que me había despertado hacía más o menos una hora.
Me llevé la mano a la cabeza, a ver si notaba algún bulto de algún golpe que me pudiera haber dado… Pero noté otra cosa. Tenía el pelo pringoso y algunos mechones muy mojados que goteaban. ¿Qué era lo que goteaba? Ahora que empezaba a recuperar sensibilidad en todas las partes de mi cuerpo noté que no tenía mojado tan solo el pelo; el cuerpo, los brazos, el cuello, las piernas… La camiseta se me pegaba a la piel de manera asquerosa. ¿Qué era todo eso?
Recorrí mis labios con la lengua y noté un sabor… extraño, algo parecido a hierro, pero liquido. Me aparté los mechones que tenía pegados a la cara con tranquilidad, hasta que no amaneciera tenía claro que no averiguaría nada.
Me asusté. Una luz y un ruido atroz pasaron sobre mí, volando, iluminándome y luego pasando de largo. Lo único que pude conseguir ver, porque la luz me cegaba, era como una especie de hélice. ¿Qué era eso? Oí como el ruido se alejaba cada vez más, hasta que volvió a reinar el silencio.
Me tiré para atrás y me apoyé en el suelo, pero toqué algo más que el frío suelo. Lo palpé con los dedos.
¿Qué…? ¿Una… mano?
-¡Eh! ¡Es aquí, venid! – un montón de luces aparecieron a mí alrededor después de oír esa clara y fuerte voz de mujer. Miré a todos lados, ya podía ver. Estaba… rodeada de personas… vivas y muertas. Me encontraba dentro de un círculo. A mi alrededor había cuatro cadáveres, dos de las cuales eran niños… ¿Qué era eso? Me miré a mi misma, ese líquido que tenía por todas partes; en la camiseta, en la cara, en el pelo… Era sangre. Toda esa zona, que se iba llenando de gente con linternas estaba llena de sangre. – ¿Estás bien? – Esa mujer se arrodilló delante de mí con gesto de preocupación, mirándome fijamente, intentando averiguar con una sola mirada todo sobre mí. - ¿Habéis llamado a la ambulancia?
-Viene de camino – Un hombre que estaba tomando fotos de todos esos cadáveres ensangrentados le contestó, como si viera cosas de estas todos los días. Yo… No sé si esta es la primera vez que vivo algo así.
-Informales de que no todo son cadáveres, esta chica está bien. – Me agarró por las axilas con fuerza y me levanto, dejándola toda manchada de sangre - ¿Sabes quién ha hecho esto? – Me quedé mirándola, como si no la entendiera, completamente seria e impenetrable, como si nada me afectara.
Me levantó con tanta rapidez, no le podía contestar,… Si, definitivamente era una muñeca.
Agudicé el oído, al llevar un rato despierta me extrañaba no oír nada. No hay ruido, parece que estoy sola. El cuerpo me pesa y estoy cansada, sea lo que sea que haya hecho me ha agotado. ¿Mi cuerpo responde? Sí.
Estoy tumbada en el suelo… ¿Qué clase de suelo?
…
Tierra, ramas, hojas,… No sé donde estoy y debería levantarme para intentar averiguarlo, pero la verdad es que me da igual. El frío se me clava en las piernas y los brazos, ¿en qué clase de lugar estoy?
Tensé cada músculo de mi cuerpo para intentar como mínimo sentarme. Me costó varios intentos, no tenía fuerzas y resbalaba por las hojas que había en el suelo, y, cada vez que me caía, y me golpeaba, notaba todo mi cuerpo retumbar y retorcerse de dolor. Me sentía como si me hubiera tirado del tejado de un edificio. Pero al final lo conseguí, conseguí levantarme poco a poco. Me quedé colocada encima de mis piernas que también me dolían a rayos, pero no quería moverme más. Me toqué el brazo que había tenido debajo de mi cuerpo mientras había estado tumbada; lleno de piedrecitas y pequeños arañazos de esas. No le di importancia.
No podía ver nada, no sabía si tenía los ojos abiertos o cansados y cerrados. Tan solo había oscuridad a mí alrededor, estaba completamente sola.
Hubo una ráfaga de viento.
Al menos sé que estoy al aire libre, pero no sé donde ni porqué y si no hay luz es que es de noche…
Me friego los brazos para que entren en calor, a la vez noto que llevo una camiseta. Bajo la mirada para intentar identificarla. Me la toco por todos lados intentando averiguar algo sin usar el sentido de la vista, es de tres o cuatro tallas más grande que yo. Me llega por encima de las rodillas y me es muy ancha. ¿Por qué llevo esta camiseta?, ¿no debería tener una de mi talla? y ¿de dónde la he sacado?
No sabía dónde estaba y parecía no haber vida a mi alrededor y, si la había, debía de estar esperando el momento perfecto para atacarme, matarme o incluso comerme. ¿Qué tipo de criaturas había en ese lugar? No lo sabía. La verdad… Es que no sabía nada, no recordaba nada y me seguía dando igual. No tenía miedo, no estaba nerviosa, ¿para qué? Si no sabía nada y no sentía nada, no debería importarme lo que me pudiera pasar.
Me sentía como una muñeca, como una muñeca cuando la abandonan. Sin saber dónde, ni quien, ni por qué me habían dejado allí tirada. ¿Tal vez hice algo malo? No lo sé.
En ese momento mi cabeza era sucumbida a un montón de preguntas, preguntas a las cuales no tenía respuesta, al menos no dentro de mi cabeza y a nadie a quien preguntar. Estábamos yo y mis preguntas, nadie más. No podía pensar, me dolía la cabeza y cada vez que intentaba recordar algo simplemente no recordaba nada. No tenía recuerdos de ayer, ni de la semana pasada,... Tan solo desde que me había despertado hacía más o menos una hora.
Me llevé la mano a la cabeza, a ver si notaba algún bulto de algún golpe que me pudiera haber dado… Pero noté otra cosa. Tenía el pelo pringoso y algunos mechones muy mojados que goteaban. ¿Qué era lo que goteaba? Ahora que empezaba a recuperar sensibilidad en todas las partes de mi cuerpo noté que no tenía mojado tan solo el pelo; el cuerpo, los brazos, el cuello, las piernas… La camiseta se me pegaba a la piel de manera asquerosa. ¿Qué era todo eso?
Recorrí mis labios con la lengua y noté un sabor… extraño, algo parecido a hierro, pero liquido. Me aparté los mechones que tenía pegados a la cara con tranquilidad, hasta que no amaneciera tenía claro que no averiguaría nada.
Me asusté. Una luz y un ruido atroz pasaron sobre mí, volando, iluminándome y luego pasando de largo. Lo único que pude conseguir ver, porque la luz me cegaba, era como una especie de hélice. ¿Qué era eso? Oí como el ruido se alejaba cada vez más, hasta que volvió a reinar el silencio.
Me tiré para atrás y me apoyé en el suelo, pero toqué algo más que el frío suelo. Lo palpé con los dedos.
¿Qué…? ¿Una… mano?
-¡Eh! ¡Es aquí, venid! – un montón de luces aparecieron a mí alrededor después de oír esa clara y fuerte voz de mujer. Miré a todos lados, ya podía ver. Estaba… rodeada de personas… vivas y muertas. Me encontraba dentro de un círculo. A mi alrededor había cuatro cadáveres, dos de las cuales eran niños… ¿Qué era eso? Me miré a mi misma, ese líquido que tenía por todas partes; en la camiseta, en la cara, en el pelo… Era sangre. Toda esa zona, que se iba llenando de gente con linternas estaba llena de sangre. – ¿Estás bien? – Esa mujer se arrodilló delante de mí con gesto de preocupación, mirándome fijamente, intentando averiguar con una sola mirada todo sobre mí. - ¿Habéis llamado a la ambulancia?
-Viene de camino – Un hombre que estaba tomando fotos de todos esos cadáveres ensangrentados le contestó, como si viera cosas de estas todos los días. Yo… No sé si esta es la primera vez que vivo algo así.
-Informales de que no todo son cadáveres, esta chica está bien. – Me agarró por las axilas con fuerza y me levanto, dejándola toda manchada de sangre - ¿Sabes quién ha hecho esto? – Me quedé mirándola, como si no la entendiera, completamente seria e impenetrable, como si nada me afectara.
Me levantó con tanta rapidez, no le podía contestar,… Si, definitivamente era una muñeca.
Continuará.
NOTA: subiré un capitulo a la semana.