Capitulo 3


out of you and me and i can’t fall into my memories
(escuchar Imaginary de EVANESCENCE)

Silencio… Desde hace horas hay mucho silencio. La puerta está cerrada, pero puedo ver por la ventana sombras que corren. De derecha a izquierda… ¿Podrían ser fantasmas? Perfectamente, si no veo más que las sombras podrían serlo. Porque ahora mismo no sé lo que es real y lo que no, lo que podría pasar o lo que no. Quien me hiciera esto, si es que me lo hizo alguien, podría entrar ahora mismo por la puerta y cortarme a trocitos porque no logró acabar conmigo la primera vez.

¿Qué hice que fuera tan horrible como para que quisiera matarme?

¿Qué clase de daño le hice a tal persona para que…? ¿Y… y si hice yo toda esa masacre? Por lo que he visto hasta ahora podría haberlo hecho. ¿Qué me hicieron para que quisiera matarles? Matar a toda una familia… Debería tener mucha fuerza física y mental para hacerlo sin importarme lo que podría pasar después. ¿Pero por qué les apuñalé? ¿No es más fácil un disparo? Para apuñalar se necesita algo de ventaja sobre la víctima, con un disparo en la cabeza bastaría… ¿Tanto quería hacerles sufrir? O igual antes de perder la memoria era una psicópata descerebrada a la que no le importaba nadie. Igual estaba tan sola que me daba igual todo, igual esa familia trató de ayudarme y yo, al estar tan sola, quería seguir estándolo… ¿Son ideas tontas? Puede, pero después de lo que me ha pasado no sé qué pensar. ¿Y si me he hecho esto yo misma? Igual la culpa me empezó a reconcomer por dentro de tal forma que intenté quitarme la vida y con tal mala suerte de, en lugar matarme, quedarme ida, perdiendo todo. Pero si todo lo que tenía era una mierda… Igual tan solo quise borrarme la memoria para empezar de nuevo… Pero ahora, al pensar que podría haber matado yo a esas personas… No me afecta. No siento culpa, no siento miedo, no siento tristeza.

No siento remordimiento. No siento nada.


Desvío mi atención al oír ruidos al otro lado de la puerta, algo pasaba ahí fuera. Había permanecido en la misma posición en la que me había dejado la detective Rass; sentada, con las piernas tiradas a lo largo de la cama. Me giro hacía el borde de la cama y dejo caer mis piernas, que no llegan al suelo. Apoyo firmemente los brazos, me doy un pequeño impulso y mis pies tocan el suelo. Pero las piernas me fallan y en lugar de sostenerme me desplomo sobre las baldosas. Oigo mi cuerpo impactar sobre las baldosas blancas con un gran chasquido. Un chasquido que resuena por cada rincón de mi cuerpo. Sigo débil y sigo sin saber por qué.

Lo intento, pero no puedo levantarme. Me pasa como en el bosque, las manos me resbalan, haciendo que mis brazos vuelvan a incrustarse contra el suelo cuando había conseguido levantarlos un poco. Me arrastro hasta la puerta, pensando que sujetándome con el pomo podré levantarme. Oigo crujir todo mi cuerpo, pero no de tener algo roto, tan solo de cansancio, debilidad. Como una marioneta cuando le cortan los hilos. Cae al suelo, se rompe, se arrastra e intenta agarrarse a lo que pueda, rezando por que aparezca alguien y la agarre suavemente y la sujete. Sin ser independiente, siempre con alguien por encima de ella, que es capaz de controlarla. Y lo peor; ella lo quiere así. Ahora mismo yo quiero eso, una ayuda, no puedo levantarme sola. Pero no quiero ser una marioneta, tengo muy claro que es sentirse como tal y no sé porqué. Me siento como si me hubieran cortado los hilos varias veces, no. Me siento como si me hubieran soltado algunas veces, pero sin deshacerme de los hilos. Dándome golpes repetidas veces, pero alguien volvía y me recogía; quitándome todo el polvo que había acumulado.

No quiero sentirme así.


Hice un pequeño esfuerzo por levantar un poco mi abdomen unos segundos del suelo, alargar el brazo y sujetarme con el pomo, como si fuera lo último a lo que aferrarme. Y así era, en ese momento no tenía ninguna otra manera de levantarme del frío suelo.
Lo conseguí. En cuanto me levanté seguía oyendo ruidos, así que abrí la puerta con cuidado, despacio, para no volver a caerme. Me deslumbró la luz que entraba en mi habitación desde esos pasillos tan blancos. De repente, por delante de mi pasó una camilla, con una persona llena de cables. La enfermera decía algo que no logré entender bien, pero seguido de esto; otra le clavó una aguja en el brazo y le inyectó un liquido que no supe identificar, parecía agua.

-Eh, ¿Qué haces levantada? – Un hombre con bata blanca se me puso delante, impidiéndome ver a donde se llevaban a ese otro hombre que yacía en esa cama con ruedas. – Vamos, entra dentro. Esto no es agradable de ver y deberías estar dormida. – Me empujó de manera delicada hacia dentro, me agarró por los brazos y me ayudó a llegar hasta la cama. Cuando me encontré en el borde me levantó en brazos y me tumbó. – Venga, a dormir, que mañana tendrás que estar descansada. - ¿Para qué? No pienso prestar atención a las preguntas que me sigan haciendo ni pienso participar en las pruebas.

Se fue hacia la puerta y me la cerró, privándome otra vez de la visión.


Noto algo raro en la cabeza… ¿Un chispazo? No sé lo que es esto, pero me duele intentar averiguarlo.
¡Una imagen! Una imagen que no recuerdo haber visto desde que me desperté… ¿Un recuerdo? ¿Es esto un recuerdo? Intenta recordar… No quiero olvidar otra vez… Intenta… Duele, me duele la cabeza…


Una cara…
Unas cejas con un aro en una de ellas.
Unos ojos con sombras negras a su alrededor. Aún siendo oscuros parecen de un ángel. Sus pestañas hacen que esos ojos puedan llegar a brillar.
Una mirada sincera que puede llegar a penetrar en lo más profundo de mí ser.
Una nariz fina, que podría oler mis inseguridades y mis dudas a quilómetros de distancia.
Unos labios carnosos… Lograrían explicarme todo lo que he olvidado y lo que debería recordar. Podrían contarme mi vida.


No sé… No sé quién eres. Sal de mi cabeza, me dueles. Ya no quiero recordarlo, duele demasiado.
Vete, desaparece. ¡No intentes entrar!

-¡NO, DÉJAME! – exploté. Empecé a revolverme en la cama intentando borrar esa imagen de mi cabeza, quería que se fuera, que se desvaneciera, que desapareciera de mi vida a pesar de que fuera un recuerdo posible que me ligaba a mi vida anterior. Dolía, la cabeza me ardía. - ¡NO ME TOQUES! ¡VETE! – No paraba de revolverme, la cama hacía ruido, me retorcía de dolor. No me di ni cuenta de que millones de enfermeras entraban en mi habitación.

-¡Rápido, sujetadla! – una serie de enfermeros me sujetaron los brazos, las piernas… - Moviéndose así se le podría dislocar un hueso, atadla a la cama para que pueda inyectarle un calmante. – Cogió una jeringuilla y se acercó a mi brazo para pincharme, pero me movía tanto que se le hizo imposible.

-¡NO, NO ME TOQUEIS! ¡DÉJADME SOLA, DÉJADME TODOS! - Me sujetaron más fuerte. - ¡ME DUELES! ¡SAL DE MI CABEZA!

-Tranquila, tranquila, aquí solo estamos nosotros, ¡no hay nadie más! – Intentó calmarme, pero yo no la escuchaba - ¡Atadla a la cama, ahora! ¡Le está dando un brote psicótico!

-¡No podemos, se mueve demasiado, podríamos hacerle daño! – intentaban sujetarme, pero no podían. Noté, de repente, como una aguja entraba en mi interior por el brazo, dejando ir todo el líquido que llevaba dentro.

-No quiero recordarte más… - Esas fueron mis últimas palabras antes de caer rendida. Había recordado, me había dolido… No quería recordar nada más si tenía que ser así cada vez. Pero al menos tenía claro que no estaba como al principio, no era una muñeca completamente vacía a pesar de todo.
Continuará.

Capitulo 2


giving me mad attention, under inspection

Todo ese ambiente dejó de ser ruidoso al poco rato. Yo estaba sentada en el maletero abierto de la misma mujer que me, bueno, nos encontró allí tirados. La ambulancia no llegaba. Me habían envuelto en una manta, dejando la mitad de mis piernas descubiertas, mostrando toda la sangre y lo sucias que estaban. A pocos metros de mi estaban esa mujer, a la que había manchado pero que ya había podido cambiarse, y otro hombre, estaban… hablando.

-¿La ambulancia tardará mucho más? – Preguntó ella con inquietud.

-No lo sé, lo cierto es que esta noche hay mucho follón por toda la ciudad.

-Pues esa chica necesita ayuda, de inmediato.

-Antes de que se la lleven deberían de tomar muestras de toda esa sangre que lleva encima, – Hizo una señal a otro hombre, este se me acercó con una sonrisa, la cual se la respondí frunciendo el ceño. Primero me hizo fotos, muchas fotos. Me sujetó una mano, cogió una especie de palo de su maletín y lo pasó por debajo de mis uñas. Luego sacó unos bastoncillos y lo pasó por cada parte de mi cuerpo que tenía sangre. – a ver si coincide con la de las víctimas, que, a juzgar por el panorama, apostaría el cuello. Cuando la lleves al hospital no tires la camiseta, es una prueba y ella una sospechosa.

-Ya lo sé. No soy nueva en esto.

-Pero sí que te dejas llevar por las emociones. Seguro que ahora mismo esa chica que está ahí sentada con la mirada perdida te parece muy inocente. – Ella le apartó la mirada. – Y si hay algo que he aprendido durante todos estos años es que no hay nadie inocente. Esa chica ha hecho algo, averígualo.

-Me parece que está en estado de shock, antes le he preguntado si se encontraba bien y no ha sabido responderme.

-Pues que cuando llegue al hospital que la registren de arriba abajo y que la vea un psicólogo.

-Sí, señor. Debería confiar un poco más en mi criterio – La miró con una sonrisa, demostrándole que confiaba en ella pero que no quería errores. Entonces dirigió su mirada hacia mí, y la dejó clavada en la camiseta ensangrentada que llevaba.

-A la que llegue al hospital envíanos la camiseta. – Y se sumergió otra vez entre las luces.

Esa mujer volvió a girarse hacía mi, volviéndome a mirar y, seguido de esto, acercándose.
Se sentó a mi lado y me ofreció un vaso de agua, el cual acepté sin mirarla.

-¿Cómo te llamas? – La miré de reojo, sin tener respuesta a su pregunta. – Tendrás un nombre ¿no? Yo me llamo Noa Rass, soy detective de la policía. – Dejé de mirarla, no me interesaba lo que me contaba. - ¿Qué hacías aquí de noche? - ¿Qué hacía? ¿Que qué hacía? Era detective, que lo averiguara, igual tendría más suerte que yo. Igual también averiguara quien era. – No vas a hablarme ¿verdad? – No contesté. - ¿Sabes en qué año estamos? – Un pequeño tic se me manifestó en el ojo, reaccionando negativamente a su pregunta. Fruncí el ceño… No me acordaba. - ¿Cómo se llaman tus padres?, ¿en qué año naciste? – Cogí y dejé ir aire fuertemente por la nariz, las cejas ya me temblaban. No tenía respuesta alguna. - ¿Sabes quién eres?

Oí una sirena a lo lejos y unas luces que se acercaban muy deprisa, interrumpiendo nuestra conversación. Cuando la ambulancia llegó me tumbaron en una camilla y me cerraron dentro, junto con la detective Rass, que seguía mirándome interrogante. Supongo que ya había deducido que no me acordaba de nada.
Uno de los hombres de bata blanca que estaba sentado a mi lado izquierdo se me acercó con una máscara transparente, acercándomela a la boca. Se la aparté con la mano, pero no me hizo caso. Siguió adelante, se la volví apartar gruñendo y mirándole de mala manera. No sabía qué era eso.

-Tranquila. – Rass agarró la mascarilla y se la puso ella misma. - ¿Ves? No pasa nada. – Se la quitó y la acercó a mi cara, no la aparté y consiguió ponérmela. El hombre de bata blanca la miró esperando una respuesta. – No recuerda nada, no sabe ni quién es. Creo que está en estado de shock.

-No. Cuando estás en estado de Shock estás nervioso, tanto que no puedes ni pensar, con las pupilas dilatadas, y no te puedes estar quieto o ni siquiera desvías la mirada y te mantienes inerte. Esta chica… es un caso distinto.

-¿Se pondrá bien? Podría ser una víctima, una asesina o un testigo. Necesitamos que nos cuente todo lo que sabe.

-Eso se lo dirá el doctor cuando lleguemos al hospital, aquí, como puede ver, nuestros recursos son muy limitados. Al ser un caso de la policía supongo que se darán más prisa con las pruebas.





-¿Cómo está, doctor? – Le preguntó nada más que salió de la sala de radiaciones. Él la miró con expresión de ‘Ha estado esperando aquí todo el rato, ¿no?’

-En pocas palabras, le han borrado el disco duro. – Cerrando la sala. – Aunque tendremos que esperar a que la vea un psicólogo para saber lo que es capaz de recordar y lo que no.

-¿Perdón? Me está diciendo que…

-No se acuerda de nada después de despertarse. ¿Ve esto? – Levantando la radiografía y señalándole una parte del cerebro. De mi cerebro. – Es su lóbulo temporal, se tuvo que dar un fuerte golpe en la cabeza para que quedara así de dañado. – Empezando a andar por los pasillos del hospital.

-Así que es una víctima... El asesino de esa familia la golpeó a ella también ¿no?

-Bueno, podría haber sido causa de un accidente, pero ha ocurrido esta noche. Alguien o algo la golpeó. Si fue una persona dudo que fuera un accidente. En otras palabras; quien le hizo esto intentó matarla.

-¿Y tiene más lesiones físicas? ¿La han violado o algo parecido?

-Todavía estamos esperando los resultados. – Parándose en frente de ella. – Nuestro laboratorio no es tan rápido como el suyo, detective, hacemos lo que podemos.

-No me cabe la menor duda. Pero al tratarse de un caso de asesinato…

-Lo sabemos y mis compañeros, las enfermeras y todos los médicos que tienen que visitarla están informados.

-¿Tiene alguna idea de por qué no habla?

-Bueno, antes de perder la memoria pudo sufrir un shock que la traumatizó, quedándose eso grabado en el subconsciente y por eso se niega a hablar.

-Se encontró una familia asesinada a su alrededor, no sé que puede haber más traumático que eso.

-Pues ella pudo presenciar tal cosa, pero el psicólogo, mañana por la mañana, podrá averiguar más cosas. Puede que no quiera hablar, pero lo podría dibujar.

-¿Dibujar? ¿A qué se refiere?

-Al tener su cabeza vacía, por así decirlo, si esta noche ve algo que permanece grabado en el subconsciente, esa imagen será mucho más nítida, porque no tiene de otras que la confundan. En otras palabras; si el doctor le pide que dibuje algo que vio antes de eso, si logra verlo en sueños, esa imagen dibujada será como una fotografía.

-¿En serio? ¿Y eso cuando podría ser? – Impacientándose y poniendo nervioso al doctor.

-Vamos lo más rápido que podemos. – Sonriéndole y dejándoselo claro.

-Gracias. – Entró en mi habitación y cerró la puerta. – Hola. – con una sonrisa. – El médico dice que te diste un fuerte golpe en la cabeza y que por eso no recuerdas nada. – Así que me di un golpe… - Necesito saber cualquier cosa que recuerdes, por favor. Es la única forma que tenemos de ayudarte. Intenta recordar, una frase, una cara, una dirección… Cualquier cosa…

No recuerdo nada, si supiera algo lo hubiera dicho, ¿por qué todo el mundo me hace las mismas preguntas que yo misma me hago? Quiero respuestas, no más preguntas.

-¿Quién te dio esa camiseta? - ¿Eh? – Era muy grande para ti, no era tuya ¿no? – No lo sé. Bajé la mirada, demostrándole que no tenía nada que decir. - Algún día tendrás que hablar… Estaría bien que lo hicieras ahora, vas a pasar la noche sola, yo me voy a ir. ¿No quieres contarme nada antes? – No. – Está bien. Mañana volveré.





-Hola, Jack… ¿Algo sobre la camiseta y la sangre de la chica? – Entrando en el laboratorio.

-La sangre que tenía la chica es de las cuatro víctimas, ella no estaba herida, al menos no para hacerla sangrar. Pero esas personas eran familia. Los apuñalaron y les golpearon repetidas veces.

-Dios…

-Los dos chicos se llamaban Nathaniel y Chals, eran gemelos. Los dos fueron golpeados barias veces y apuñalados una sola vez; Nathaniel en el estómago y Chals en los riñones. Los padres se llamaban Lyly y Rufus. El padre tenía hematomas por todo el cuerpo; se defendió y supongo que también intentó defender a su familia. Lo apuñalaron cuatro veces y lo dejaron caer por ese pequeño terraplén. Con la madre fue más fácil, la apuñalo tres veces en la parte delantera del abdomen y al caer al suelo lo hizo una cuarta vez. Los arrojó a todos al mismo sitio donde cayó el padre. Se apellidaban Van Der Woodsen. Tenían una casa en un barrio residencial, no había problemas en el colegio, donaban dinero a causas benéficas,…

-Buena gente…

-Y ricos por lo que parece… Por cierto, el ADN que tenía la chica bajo las uñas es del brazo del padre.

-¿Ella lo atacó?

-O se defendió, no lo sé. Pero una chica como ella no podría con un hombre tan grande como Rufus… Hubiera tenido que tener mucha fuerza para que llegara a caerse por ese desnivel, las marcas de sangre estaban a una distancia razonable del borde… Esa chica estaba delgada y débil, tenía todas las de perder contra Rufus.

-Igual el hombre ya no podía moverse… Tendremos que esperar a saber quién es para saber qué clase de relación tenía con esa familia.

-Sí, pero de mientras confórmate con esto. – Sacó una foto ampliada de la etiqueta de la camiseta. – Le he añadido contraste, he difuminado un par de zonas y… - Mostró la imagen retocada después de ponerle los efectos.

-Waw. – Dijo sorprendida.

-Sí, waw. Una de las marcas más vendidas en toda Europa, cara, de la talla XXL y de hombre.

-¿Tenemos algo más aparte de esto? – Sin apartar la vista de la fotografía.

-¿Te parece poco? – Indignado - Pero sí, hay más – Dijo orgulloso girándose hacia el ordenador. – No he podido encontrar ADN de nadie más de los que se encontraban en el escenario peeeeero he conseguido sacar el dibujo que llevaba la camiseta – Ampliándolo en pantalla.

-¿Y qué? Habrá miles como esa. – mirándolo detenidamente – Todos los chicos jóvenes llevan camisetas con grafitis de estos estampados.

-Pues no, amiga mía. Fue una serie limitada, por lo cual también más cara. Quien la compró tiene mucho dinerito en casita. Y no creo que ella lo tenga…

-Si fuera de buena familia hubieran anunciado su desaparición y ofreciendo una buena cantidad de dinero, la hubieran encontrado a las pocas horas. ¿De ella has averiguado algo?

-Todavía no me han llegado más pruebas del hospital. – Dijo todo tranquilo.

-Pues Marc se… - Yendo hacia la puerta algo cabreada por su despreocupación.

-Va a cabrear mucho. – Apareció Marc por la puerta del laboratorio. – Haz lo que quieras con esa chica, pero después de averiguar quién es y qué hacía allí. Tenemos a toda una familia muerta y su sangre por todo su cuerpo. Necesitamos respuestas.

-Señor, – intervino Jack – si encontramos a quien le dio la camiseta sabremos quién es.

-¿A quién buscamos?

-A un hombre rico, alto, no veo a un bajito llevando esa camiseta. Con estilo rapper, lo más seguro, y con buen gusto. Probablemente sea famoso, esa combinación con la gente normal no existe. – Intentó hacerse el gracioso.

-¿Y me puedes aclarar que hacía una enclenque como esa con un famoso? – Asqueado.
-Bueno, se lo tendremos que preguntar a él. – Concluyó Rass.

Continuará.
NOTA: esta semana subiré dos capitulos, ya que la siguiente no estoy.

Capitulo 1


tossed it into the wind and let my live begin

Agudicé el oído, al llevar un rato despierta me extrañaba no oír nada. No hay ruido, parece que estoy sola. El cuerpo me pesa y estoy cansada, sea lo que sea que haya hecho me ha agotado. ¿Mi cuerpo responde? Sí.
Estoy tumbada en el suelo… ¿Qué clase de suelo?

Tierra, ramas, hojas,… No sé donde estoy y debería levantarme para intentar averiguarlo, pero la verdad es que me da igual. El frío se me clava en las piernas y los brazos, ¿en qué clase de lugar estoy?


Tensé cada músculo de mi cuerpo para intentar como mínimo sentarme. Me costó varios intentos, no tenía fuerzas y resbalaba por las hojas que había en el suelo, y, cada vez que me caía, y me golpeaba, notaba todo mi cuerpo retumbar y retorcerse de dolor. Me sentía como si me hubiera tirado del tejado de un edificio. Pero al final lo conseguí, conseguí levantarme poco a poco. Me quedé colocada encima de mis piernas que también me dolían a rayos, pero no quería moverme más. Me toqué el brazo que había tenido debajo de mi cuerpo mientras había estado tumbada; lleno de piedrecitas y pequeños arañazos de esas. No le di importancia.

No podía ver nada, no sabía si tenía los ojos abiertos o cansados y cerrados. Tan solo había oscuridad a mí alrededor, estaba completamente sola.

Hubo una ráfaga de viento.


Al menos sé que estoy al aire libre, pero no sé donde ni porqué y si no hay luz es que es de noche…
Me friego los brazos para que entren en calor, a la vez noto que llevo una camiseta. Bajo la mirada para intentar identificarla. Me la toco por todos lados intentando averiguar algo sin usar el sentido de la vista, es de tres o cuatro tallas más grande que yo. Me llega por encima de las rodillas y me es muy ancha. ¿Por qué llevo esta camiseta?, ¿no debería tener una de mi talla? y ¿de dónde la he sacado?


No sabía dónde estaba y parecía no haber vida a mi alrededor y, si la había, debía de estar esperando el momento perfecto para atacarme, matarme o incluso comerme. ¿Qué tipo de criaturas había en ese lugar? No lo sabía. La verdad… Es que no sabía nada, no recordaba nada y me seguía dando igual. No tenía miedo, no estaba nerviosa, ¿para qué? Si no sabía nada y no sentía nada, no debería importarme lo que me pudiera pasar.

Me sentía como una muñeca, como una muñeca cuando la abandonan. Sin saber dónde, ni quien, ni por qué me habían dejado allí tirada. ¿Tal vez hice algo malo? No lo sé.
En ese momento mi cabeza era sucumbida a un montón de preguntas, preguntas a las cuales no tenía respuesta, al menos no dentro de mi cabeza y a nadie a quien preguntar. Estábamos yo y mis preguntas, nadie más. No podía pensar, me dolía la cabeza y cada vez que intentaba recordar algo simplemente no recordaba nada. No tenía recuerdos de ayer, ni de la semana pasada,... Tan solo desde que me había despertado hacía más o menos una hora.

Me llevé la mano a la cabeza, a ver si notaba algún bulto de algún golpe que me pudiera haber dado… Pero noté otra cosa. Tenía el pelo pringoso y algunos mechones muy mojados que goteaban. ¿Qué era lo que goteaba? Ahora que empezaba a recuperar sensibilidad en todas las partes de mi cuerpo noté que no tenía mojado tan solo el pelo; el cuerpo, los brazos, el cuello, las piernas… La camiseta se me pegaba a la piel de manera asquerosa. ¿Qué era todo eso?
Recorrí mis labios con la lengua y noté un sabor… extraño, algo parecido a hierro, pero liquido. Me aparté los mechones que tenía pegados a la cara con tranquilidad, hasta que no amaneciera tenía claro que no averiguaría nada.


Me asusté. Una luz y un ruido atroz pasaron sobre mí, volando, iluminándome y luego pasando de largo. Lo único que pude conseguir ver, porque la luz me cegaba, era como una especie de hélice. ¿Qué era eso? Oí como el ruido se alejaba cada vez más, hasta que volvió a reinar el silencio.

Me tiré para atrás y me apoyé en el suelo, pero toqué algo más que el frío suelo. Lo palpé con los dedos.


¿Qué…? ¿Una… mano?


-¡Eh! ¡Es aquí, venid! – un montón de luces aparecieron a mí alrededor después de oír esa clara y fuerte voz de mujer. Miré a todos lados, ya podía ver. Estaba… rodeada de personas… vivas y muertas. Me encontraba dentro de un círculo. A mi alrededor había cuatro cadáveres, dos de las cuales eran niños… ¿Qué era eso? Me miré a mi misma, ese líquido que tenía por todas partes; en la camiseta, en la cara, en el pelo… Era sangre. Toda esa zona, que se iba llenando de gente con linternas estaba llena de sangre. – ¿Estás bien? – Esa mujer se arrodilló delante de mí con gesto de preocupación, mirándome fijamente, intentando averiguar con una sola mirada todo sobre mí. - ¿Habéis llamado a la ambulancia?

-Viene de camino – Un hombre que estaba tomando fotos de todos esos cadáveres ensangrentados le contestó, como si viera cosas de estas todos los días. Yo… No sé si esta es la primera vez que vivo algo así.

-Informales de que no todo son cadáveres, esta chica está bien. – Me agarró por las axilas con fuerza y me levanto, dejándola toda manchada de sangre - ¿Sabes quién ha hecho esto? – Me quedé mirándola, como si no la entendiera, completamente seria e impenetrable, como si nada me afectara.

Me levantó con tanta rapidez, no le podía contestar,… Si, definitivamente era una muñeca.
Continuará.
NOTA: subiré un capitulo a la semana.

PEQUEÑO ADELANTO

"Todo se acaba y algunos consiguen ser salvados. Los demás a otro mundo somos enviados, con la esperanza de que la desgracia no llegue por las noches. ¿Olvidados? Puede, pero no solos. él siempre está ahí. Permanecemos en la noche esperando que alguien oiga nuestras plegarias junto con nuestras voces. Nada. Es de todo lo que disponemos ahora. En el aire, tanto de día como de noche, podemos oler la desgracia que ha caído sobre nosotros, de la que no hemos podido huir, pero de la que nuestros amigos han logrado sobrevivir. Vivimos entre escombros, restos de nuestros recuerdos, pero con la esperanza de poder comenzar una nueva vida. Hemos esperado mucho ya, el momento está por llegar, perder las fuerzas y las esperanzas, la tormenta nos cubrirá. Hasta que el esperado día llega. La catástrofe nos acecha, haciéndonos salir de la línea recta, seguimos huyendo ya que no podemos escondernos. Él nos vigila. Hay una puerta en este temeroso lugar, pero ya no se abrirá y ya no hay por lo que luchar. ¿Lo que conocemos fue un sueño del que no salimos? Dudamos si ha existido y yo ya no puedo más. No sé dónde encontrar la salida, la siento cerca pero ya no busco más. Sigo anclada en el pasado, pensando en cómo recuperarlo. Me guardo mis esperanzas y mis sueños por si algún día, en otra vida, los vuelvo a necesitar y me escondo en los rincones de mi mente. Me caigo, me quemo. Huyendo, todos huyendo y yo en un rincón esperando que llegue el final sin tratar de aguantar. Lo di todo para obtener nada. Esta noche me quedaré inmóvil y la oscuridad me llevará hasta ti."

TRAILER HILOS

Muchas gracias, Destrooy.

INTRODUCCIÓN


the future will be more of the same, pain and blame


¿Somos realmente dueños de nuestros actos?, ¿formamos parte de un plan predeterminado tejido por alguien que lo controla todo?, ¿o acaso alguien está manejándonos a su antojo a bordo de este carrusel llamado mundo?


Veo a la marioneta, pero ¿quién maneja los hilos?


Alguien alargó sus manos y cogió mis hilos para utilizarlos a su antojo, apoderándose de mis actos, mi mente, mi vida. Consiguió todo de mí, no para mantenerme siempre a su merced, sino para poder conseguir sus más ínfimos deseos, aunque eso pueda significar el peor final para la marioneta. Juega con ella, le hace caminar a su paso, por muchos golpes que pueda recibir, tira su avalancha de culpas que le atormentan encima de ellas sin piedad hasta que se rompen o simplemente se cansan de jugar con sus juguetes. Entonces es cuando son arrojadas a la oscuridad, tiradas en un rincón o en un cajón que nadie volverá a abrir y de donde nunca tuvieron que salir. Caen en el olvido sin ningún atisbo de esperanza, pues durante ese tiempo se volvieron frías e impenetrables, olvidando lo que era sentirse libre. Las agarró con fuerza, obligándolas a obedecer, haciendo que se sintieran inferiores, pues él era el ser superior. Utilizándolas como, él llama, muñecos. Muñecos que una vez tuvieron vida y han acabado siendo un pedazo de carne sin capacidad de sentir ni de sufrir, a base de golpes olvidaron lo que era ser humano; dueño de tus actos, poder tomar decisiones. Y él se siente satisfecho con su obra y su resultado. Se siente feliz, ha conseguido sus objetivos sin mancharse las manos, porque piensa que lo ha hecho bien, porque se ha hecho un bien a sí mismo.

Pero no todas las marionetas son forzadas a ir con tal persona. Hay aquellas que ceden su alma por un tiempo, y por razones mucho más nobles de las que el marionetista cree, se someten a su voluntad con la idea de que él tarde o temprano las soltará. Hasta el momento en que descubren que, quien maneja los hilos, realmente las ve como objetos, pedazos de carne sin vida en su interior, simples herramientas para conseguir lo que él desea. Objetos inanimados e insignificantes, objetos que no serían nada sin su amo. Entonces la marioneta lucha por liberarse, intentando romper los hilos que la atan a ese destino del que, desgraciadamente, no puede escapar. Aprieta los dientes, tensa las cuerdas, se revuelve, se contorsiona, un grito, un chasquido,… Pero antes de que las cuerdas se rompan por completo, se da cuenta de que se ha convertido en un objeto. Un muñeco que no lograría nada en el mundo real, necesita que lo controlen, necesita tener un amo. Si saliera a fuera no encontraría a nadie ni nada, tan solo soledad y desorientación, porque no se sabe tiempo que llevaba siendo dominada sin saber lo que ocurría a su alrededor.

Y se quedan donde nunca deberían haber estado.

Acaban mostrando una actitud mucho más tranquila y más sumisa de lo que se puede llegar a imaginar. Intentando pensar y creerse que el que las controla acabará cambiando en lo más profundo de su ser. Eso podría ser la definición de amor, a pesar de que el marionetista las trate con la punta del zapato. Siguen mostrando lealtad. No les importa que tense las cuerdas hasta cortarles la circulación, no les importa que las escupa con sus palabras, no les importa estar perdiendo todos sus sueños, no les importa recibir un maltrato mayor al que tratan de evitar con su admirable actitud sumisa y controlable. Empiezan a perder los valores, los valores que una vez les identificaban como personas humanas, pierden la libertad sin darse cuenta, se les escapa entre los dedos, se convierten en juguetes vacíos desprovistos de cualquier característica humana que alguna vez fuese su seña de identidad. Avanzan con la mirada perdida en el punto en que renunciaron a su propia vida, movidas por una mano injusta que las conduce por caminos de sinsentidos. No avanzan por lo que les dice el corazón, sino gracias a lo que les indican los dedos del marionetista. Todo para nada, para ser abandonadas y olvidadas. Muertos en vida, muertos por sus sueños, muertos gracias a un ser que dice ser humano. Y el marionetista sigue sonriendo.

Todo lo que les caracterizaba como humanos desaparece. Se va difuminando junto con su vida. La humildad, la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, el poder elegir, la racionalidad,… Rasgos que no se formaron en nuestro ser, ya venían con nosotros. Pero a algunos se les olvidan, dejan de importarles o simplemente se los borran de mala manera para impedirles que cuenten lo que han vivido estando en su poder, borrándoles toda su vida, sus recuerdos, su identidad. Borrándolas de la existencia, como me pasó a mí. Eso es lo que hace el marionetista.

Pero ¿eso qué importa cuando ya no sientes nada?
17 de julio primer capitulo.